viernes, 29 de enero de 2010

Trabajo extra: Invención de un personaje

Invención de un personaje del libro:
“Juan Cacho o un cacho de Juan”



Tras darle un montón de vueltas a la cabeza y barajar las posibilidades de inventarme a unos cuantos personajes: el hermano pequeño o la ex novia furiosa de Juan Cacho, la amiga pesada de Amparo, etc., me he decidido (no sé si será la elección acertada) por “La Mari la de la tienda”.

“La Mari” es una señora del barrio que tiene una pequeña tiendecita de comestibles debajo del bloque de Juan. Está metida ya en los 50 años, bajita, un poquito regordeta, aunque siempre bien vestida y muy bien peinada. Es muy simpática y siempre está dispuesta a hablar con los clientes de la tienda y los vecinos del barrio. Pero esto no le impide criticarte a la primera de cambio. Además de criticar, otro de sus pasatiempos favoritos es cotillear. Esto es uno de los fallos que no puede evitar porque, cada vez que se entera de algo interesante de Juan o de cualquiera de los demás vecinos, va a la peluquería de al lado a contarlo todo; nadie sabe cómo lo hace, pero no se le escapa una. Una de las causas de este comportamiento será porque es hija única, su madre murió hace años, soltera desde siempre y no tiene hijos de los que hacerse cargo, por lo que no tiene otra diversión que meterse en la vida de los demás.

Juan temía pasar por la tienda, incluso muchas veces daba toda la vuelta al bloque por no pasar por ahí, ya que “la Mari” siempre lo bombardeaba a preguntas y lo mínimo que le sonsacara, se lo contaba a todo el barrio. Únicamente, iba cuando no le quedaba más remedio que comprar pan, con mucha pereza y porque no había otro establecimiento más cercano, ya que tardaba media hora en comprar una barra de pan incluyendo su correspondiente interrogatorio.
“La Mari” siempre andaba husmeando en los asuntos turbios es los que se metía Juan. Por ejemplo, el día que Amparo entró en la casa de Juan, “la Mari” se encontraba en el pasillo de esa planta. Al ver ese acontecimiento tan extraño, se acercó lentamente hacia la puerta de Juan hasta pegar su oreja contra ésta. Ella no escuchaba nada pero suponía lo que estaba pasando ahí dentro. Cuando escuchó que alguien subía las escaleras (“el Dedos”), comenzó a andar por el pasillo como si hubiese salido de otro piso; dio las buenas tardes a Vicente y siguió andando hasta pararse al llegar a las escaleras. Cuando oyó la puerta, observó que Amparo salía despavorida de la casa e intentó, sin éxito alguno y con un portazo, ir a preguntarle a Juan que es lo que había ocurrido con Amparo.
Otro caso en el que “la Mari” husmeó, fue el asunto que se traían Juan, Nieves y Vicente con Odón y la muerte de su esposa. Ella siempre hacía preguntas sobre el tema por si acaso se les escapará algo, pero ésta vez, aunque en ningún momento tiró la toalla, no consiguió enterarse de nada, ya que para ellos era un asunto muy importante y lo tenían que mantener en secreto. “La Mari”, al no enterarse de nada, comenzó a sospechar otras muchas cosas como, por ejemplo, que estuvieran metidos en asuntos de robos, drogas,… Cuando este asunto se resolvió y “la Mari” se enteró de todo lo que estaban tramando, se alegró muchísimo por haberse equivocado pensando mal de sus vecinos y por haberse enterado de lo que se traían entre manos.

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