viernes, 20 de noviembre de 2009

Práctica Nº4: Resumen de "Juan Cacho o un cacho de Juan"

18/11/2009


En este libro se narran las anécdotas o las historias que le ocurrieron a Juan Cacho durante un verano.
El es un tío “normal”: trabajaba en una academia (“La Milagrosa”) los meses de verano donde le pagaban tres duros, intentaba buscar otro trabajo para poder pagar el piso en el que vive de alquiler,… Juan es muy dejado y no es capaz de arreglar, ni limpiar, ni ordenar,…su casa. No cuida su aspecto físico, su ropa, ni siquiera su alimentación, por ello, incluso, padecía anemia. Su barrio estaba lleno de vecinas cotillas (pienso que igual que en todos, ya sabemos…) que no dejaban de cuchichear cuando lo veían y de criticar cómo iba o dejaba de ir, lo que hacía o dejaba de hacer,…


Su amigo, Vicente alias “El Dedos”, con el que salía de juergas y borracheras, siempre andaba en asuntos turbios, ya que era amigo de las cosas ajenas (carteras, bolsos,…). Juan cansado de preocuparse por él y tras salir este de los calabozos le ofreció y casi obligó irse a vivir con él. Siempre tenía la casa recogida, limpia, la comida hecha,… Tanto que el primer día que Juan vio la casa así pensó que se había confundido.

Juan daba clases particulares a un vecino de quince años de su mismo bloque, Ángel, bueno y además también amigo en muchas batallitas de ambos: el gimnasio, la chica que le gustaba a Ángel,… Éste tenía una hermana, Nieves, que se moría por Juan, aunque el no se diera ni cuenta.

Él se enamoró de Amparo, una alumna de la academia donde trabajaba. Siempre pensaba en ella y tuvo algún que otro cruce de palabras durante unas semanas. Un día la invitó a cenar. Los dos lo pasaron muy bien y él estaba muy ilusionado aunque confuso con su relación. Un día fue ella a buscarlo a su casa. Entre abrazos se colaron algunos besos hasta que desataron su pasión y acabaron en la bañera… En ese momento Vicente llegó a casa y los vio en esa situación tan embarazosa. Ella corrió despavorida y no se volvieron a ver.

Tras la muerte de Remedios, una vecina suya, Juan, Nieves y Vicente empezaron a investigar a Odón, el viudo, porque nieves oía cosas extrañas en su piso y creía que el tenía algo que ver con la muerte de su esposa. Eran un matrimonio muy cristiano y “raro”. Juan el día de la reunión de la comunidad, al llegar el primero, estuvo un tiempo esperando a que llegaran los demás, tiempo en el que le dio tiempo observar unas cintas y unos cds sospechosos en la estantería del despacho de Odón. Al contárselo a Nieves y Vicente, decidieron planear minuciosamente la entrada en la casa para coger las cintas y los cds y poder verlos. El plan les salió bien y cuando comenzaron a verlos se quedaron boquiabiertos porque eran vídeos de chicas en los baños, de Odón con otras chicas,…
Vicente, gracias a Juan, comenzó a trabajar en la academia porque había que arreglar los cuartos de baño. Un día Juan se acercó a la academia para ver cómo iban y Jaime, director y jefe de la academia) le encargó que se esperara allí aproximadamente un hora hasta que el volviera. Juan le esperó en su despacho y la curiosidad le hizo mirar en los cajones. En ellos encontró unos cds que posteriormente introdujo en el ordenador y comprobó que tenían el mismo contenido que los que le habían encontrado a Odón. Juan estaba contándoselo a Nieves cuando llegó Vicente diciendo que había encontrado un aparato en el techo del baño. Ese aparato era una webcam y es que Jaime grababa a las alumnas de la academia mientras estaban en el baño.
Juan empezó a atar cabos, después de muchas horas y mucho tiempo pensando, hasta que se decidió y fue a hablar con Odón para desenmascararle. Efectivamente, todas las ideas, aunque descalabradas, que había pensado Juan eran ciertas. Odón había asesinado a su mujer echándole veneno a su taza de té el día de la reunión de la comunidad para que todos creyeran que era un infarto y estaba aliado con Jaime para chantajear a las chicas grabadas a cambio de favores. Odón fue detenido.

En el barrio Juan se hizo famoso por tal descubrimiento y todo el mundo lo saludaba.
Al cabo de unas semanas, Juan se decidió a invitar a Nieves al café que le debía desde hacía tiempo, cuando se encargó de él y de la terrible borrachera que llevaba. Ella aceptó encantada con la condición que no hubiera cámaras en su coche.


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